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Editorial Pincharrata: Gracias por tanto, Diego
La conmoción por la pérdida física de Diego Armando Maradona continúa. Repaso y despedida del Diez desde el punto de vista pincharrata.
Por Francisco Gil.
Cuesta creer que el astro del fútbol mundial ya no está entre nosotros. Hace, por lo menos, 45 años que el país –y el mundo, en parte– convive con la imagen de Maradona. Lo que hacía o dejaba de hacer, lo que decía y lo que no. Y de un día para otro, ya no está más. Nadie está acostumbrado a vivir sin saber de él.
Y hasta hace un poco más de un año, no sólo que nadie esperaba que Diego vuelva a su planeta, sino que nadie podía haberlo imaginado dirigiendo en Argentina, siendo el DT de Gimnasia. Pero ocurrió. Como nunca dejó de hacerlo, nos sorprendía una vez más viniendo a La Plata a manejar los destinos del Lobo, que peleaba el descenso.
También fiel a su estilo, confrontativo y fanático, se acordó del clásico platense de toda la vida para marcar su posición. “La yunta de enfrente”, gritaba Diego para el festejo de la tribuna tripera, acordándose de Juan Sebastián Verón, con quien había tenido desencuentros recientes, y quienes lo escoltan.
Pero antes de eso, la gente de Estudiantes sentía tan suyo al Diego como todos, y parece que, a pesar de haber vestido en sus últimos días los colores del eterno rival, la hinchada pincha, como todas las del país y del mundo, lo quiso y lo querrá para siempre.
Trascendieron imágenes de un hombre con camiseta de Estudiantes abrazado a uno con la de Gimnasia en el último adiós al genio del fútbol en Plaza de Mayo. Maradona excedía colores y camisetas. Maradona era de todos. Aunque él siempre decía que tenían un lugar especial los de Boca, Argentinos Juniors y Nápoli, siempre disfrutó el cariño que todo el mundo le devolvía constantemente por hacerlos tan felices a todos.
“¡Vamos Pincha, viejo nomás!” se lo vio decir a Diego en un palco del Estadio Ciudad de La Plata, junto a Carlos Bilardo, en el partido repechaje de aquel gran Estudiantes de Sabella por la Copa Libertadores 2009, que luego terminaría ganando. Maradona dirigía la Selección Argentina, y no se quería perder de ninguna figura albirroja para la albiceleste.
Con el Doctor, con quien tuvo un lazo inseparable desde el Mundial ganado en México 1986 y durante muchos años, fue con quien más se acercó a Estudiantes. En 2004, cuando Bilardo dirigía al Pincha, antes de un clásico, invitó a Diego al Country de City Bell para motivar a sus jugadores, quienes se dieron el lujo de jugar un partido con él.
Diego era así. Fanático, pasional. No se perdía un partido de nada ni nadie. Cualquier representación de Argentina en cualquier disciplina lo tenía a él en las tribunas. Quizás no sabía por qué, pero sí sabía que su sola presencia motivaba a los jugadores.
Fotos suyas con camisetas hay de todos los equipos, y Estudiantes no es la excepción.
En 1997, Diego volvió a La Plata para disputar “El partido del siglo”, un encuentro a beneficio de la Cruz Roja en el Estadio Juan Carmello Zerillo, quien después lo vería como DT. Allí, jugó un tiempo para Gimnasia y otro para Estudiantes. Quedaron en la historia, luego, sus fotos posando con ambas camisetas.
Antes de eso, Maradona sólo había enfrentado al Pincha con Argentinos y Boca. Fue en seis oportunidades donde le marcó tres goles, dos con el Bicho –una en 1 y 57–, y otro con los Xeneizes. Ya en ese momento, quien luego sería su compañero de Selección, Miguel Ángel Russo, lo padecería en la marca.
El legado de Diego quedará para siempre en el mundo del fútbol, deporte que estará de luto por mucho, mucho tiempo, ante una irreparable pérdida. Los pincharratas, como fieles representantes de fútbol argentino en el mundo, jamás vamos a olvidarlo, no importan las desavenencias recientes, propias del resultadismo que tanto lo unió a nuestro Doctor Bilardo.
“No hace falta más que entrecerrar los ojos para verte gambetear”, narra el tema dedicado al Diez de la banda platense La Guardia Hereje, frase que hoy es más real que nunca, porque ahora que ya no está, tendremos que recordarlo así.
Como argentinos y amantes del fútbol, los de Estudiantes mandamos un saludo al planeta donde hayas ido. Hasta siempre, Diego.