Editorial
El cambio climático y la salud mental

Por Dra. Silvia Franchi.
Niños y jóvenes tendrán que enfrentar enormes desafíos ante el impacto del cambio climático, que será uno de los componentes que van a amenazar la salud mental en el futuro cercano, incluyendo la perturbación en el desarrollo de los niños, la salud de los padres, el aumento de las tasas de depresión y suicidio, la pobreza, la indigencia, la discriminación y la seguridad en el hogar. Contar con la nutrición adecuada y el acceso a la atención médica son prioridades imprescindibles e impostergables. Al cambio climático se le podrían sumar los brotes epidémicos, la violencia social, en las redes sociales y otras expresiones de crueldad.
Los impactos del cambio climático acarrean desastres naturales como el de Río Grande do Sul (Brasil), del que somos testigos en el presente, que causan traumas en el corto plazo, desesperación, pérdidas irreparables, y otros desafíos para la salud mental a más largo plazo, en ausencia de las intervenciones necesarias para enfrentar las catástrofes. Las consecuencias de largo plazo del cambio climático , como el aumento de la temperatura global, las sequías, el aire viciado y la polución, las aguas contaminadas, pueden incrementar los riesgos del aumento de la ansiedad, la depresión, los trastornos del ánimo, discapacidades cognitivas, agresiones entre las personas, y otras alteraciones en la salud mental.
El cambio climático puede sentirse desde el periodo prenatal, disminuyendo el desarrollo normal de los sistemas fisiológicos, las habilidades del desarrollo del conocimiento y la evolución emocional que pueden llegar a ser irreversibles. Los niños que están expuestos a desastres climáticos prenatales, altas temperaturas, contaminación del aire y polución, tienen un gran riesgo de desarrollar enfermedades mentales, sumado a la ansiedad de las madres con riesgos de sufrir disfunciones psiquiátricas, comportamentales, sociales y cognitivas.
La injerencia en niños pequeños y menores
Los niños pequeños y menores de 10 años están expuestos cada vez más a climas extremos, altas temperaturas, contaminación del aire, y la necesidad de abandonar sus hogares hacia zonas más seguras en caso de desastres naturales. Esto puede generar un incremento de la ansiedad, problemas para dormir, estrés, traumas, necesidad de atención en emergencia, dificultades en el aprendizaje, enlentecimiento de la edad mental, y trastornos depresivos de consideración.
Por otra parte, los adolescentes y los más jóvenes están atravesado cambios neurológicos, desarrollo mental y nuevos aprendizajes que van a influir durante la trayectoria de sus vidas. También están sujetos a los efectos de los climas extremos en la salud mental, temperaturas cada vez más altas, y otros impactos crónicos o indirectos del cambio climático. Pueden verse obligados a la interrupción de las actividades escolares, incremento del estrés en la familia por cuestiones económicas, mudanzas, escasez de alimentos, que podrán desembocar en pérdidas intelectuales, dificultad para tomar decisiones, fracaso en las pruebas escolares, depresión, limitación en las relaciones con pares, sensación de perder el control, ansiedad por el clima y en el peor de los casos, el suicidio.
Los sectores más empobrecidos de la sociedad son los que están más expuestos al cambio climático, los más vulnerables y deberán enfrentar una nueva injusticia ambiental. Las políticas gubernamentales deben prestar especial atención en la construcción de una comunidad más resiliente, incluyendo satisfacer las necesidades básicas de los niños (nutrición adecuada, agua potable, estabilidad de la vivienda y escuelas seguras). Será necesario implementar políticas sociales y programas que expandan el acceso al cuidado de la salud mental, para que tanto los niños como los adolescentes puedan enfrentar mejor los impactos del incremento de los problemas climáticos.
Se produce una nueva intersección entre los determinantes ambientales y el empeoramiento de la salud mental, ya que estos problemas disminuyen notablemente la capacidad para resolver problemas en el entorno. Es crucial incrementar la responsabilidad y la educación para evitar la expansión de las epidemias. La epidemia del dengue ha dejado temas que deberán replantearse en salud pública, como cuidar el entorno, evitar el estancamiento del agua, que potencia las consecuencias de las picaduras de los mosquitos, y evitar ambientes tóxicos. La responsabilidad en la higiene es crucial para evitar los contagios con consecuencias desfavorables para la salud y lamentablemente, muchas muertes.
La labor preventiva de los sistemas de salud
Una vez que ocurrió un desastre, una epidemia, o una pandemia, los seguimientos pediátricos deberán incluir información y educación acerca de las consecuencias sociales y psicológicas de los mismos. Involucrar a los niños y adolescentes desde la educación y el cuidado del medio ambiente podrán ampliar la conciencia de este problema que se agrava día a día. Es un tópico que deben tener en cuenta los profesionales de la salud, los docentes y sobre todo los que estén a cargo de las políticas públicas.
Violencia de género
Según investigaciones recientes la violencia de género parece exacerbarse por el tiempo extremo y los eventos climáticos: tormentas, inundaciones, sequías, olas de calor e incendios naturales. Estos eventos influyen en pérdidas económicas, inestabilidad social e incrementos de estrés. Las pérdidas de campos incendiados, la destrucción de los hogares, el estado de indefensión, pueden inducir al suicidio o a expresar índices de violencia extremos, llegando a la eliminación de la pareja y los hijos por homicidio. Es una alarma importante, porque estos eventos van a seguir sucediendo y se van a incrementar.
La mayor cantidad de crímenes se producen cuando las temperaturas son mayores, comparado con los días fríos. Si bien no se cuenta con estadísticas confiables, durante los meses de enero y febrero aumentan los femicidios en Argentina.
Incremento de la ansiedad
Aunque muchas personas no se vean afectadas por el desastre climático, pueden experimentar ansiedad derivada del clima, una sensación de miedo, tristeza y desesperanza con respecto al calentamiento del planeta. Sin duda, el cambio climático es el tema más importante que debe encarar el mundo hoy, aunque no se lo registre adecuadamente. Cuando se confrontan cortes de electricidad en verano y de gas en invierno se puede tener una idea de lo que significa no contar con los recursos para vivir mejor y conservar la calidad de vida.
Necesidad urgente de tomar conciencia del cambio climático y educar a la población
El cambio climático es una señal de alarma que hay que atender, ya que induce al malestar y tiene un profundo impacto en la vida humana y en la de todas las especies que nos rodean. El planeta tiene que volverse más respirable, menos alergénico en nombre de la salud de los que están por nacer y por el desarrollo de los niños, para liberarlos de sentimientos traumáticos, de ansiedades de distinto tipo, depresión y comportamientos riesgosos.
Los cambios en el ambiente causan desorientación, pena, disminución de la capacidad laboral, pérdida de seres queridos, migraciones, pérdida de la identidad y otros impactos severos.
Cada persona puede realizar su aporte, con educación, decisiones acertadas, prevención, cambios planificados y buscar ayuda cuando sea necesario.