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Editorial Tripera: No encontró el rumbo

23 Nov, 2020 Leonel Sánchez Alpino

Gimnasia no logró romper el 0 en Paraná y dejó escapar una chance clara de pasar a puestos de clasificación ante Patronato. No jugó un partido claro y tampoco aprovechó el jugador de más durante gran parte del encuentro. Ahora está obligado a ganar lo que queda.

Por Tomás Torti.

Gimnasia llegó a Paraná para enfrentar a Patronato con la chance de volver a los puestos de clasificación de la Zona 6, pero jugó un mal partido y no logró romper el empate en 0 a pesar de contar con un jugador de más la mayoría del partido.

El Lobo se paró con su clásico 4-2-3-1, pero al momento de ir a presionar y tratar de recuperar la pelota, el enchanche José Paradela se adelantaba y formaba un 4-4-2. La idea de presionar estaba, pero el local muchas veces se vio obligado a saltear líneas y rompía el bloque del medio. 

Al momento de estar 11 contra 11, Gimnasia era superior. La referencia en ataque, y apuesta de Sebastián Méndez, Eric Ramírez, se movía por el frente de ataque, retrocedía unos metros y permitía que los extremos lleguen al frente de ataque cuando se cerraban.

Esta vez, tanto Matías García como Johan Carbonero, aparecían como sorpresa por el centro en lugar de esperar al costado de la cancha y desbordar. De esta forma llegaron las dos chances más claras del partido para visitante, primero con Carbonero y luego con Ramírez.

El partido se hizo muy trabado y con muchas faltas. El Patrón se esforzó en cortar cada juego de su rival, muchas veces con reiteradas faltas que sólo era advertidas por el árbitro Pablo Echavarría.

La expulsión de Leandro Marín llegó a los 32 minutos del primer tiempo. Allí Gimnasia se adelantó más en la cancha, con Víctor Ayala colocándose a tres cuartos de cancha, pero casi sin recibir la pelota debido al corte de juego y múltiples imprecisiones.

El equipo de Méndez no encontraba la vuelta del partido, no había juego claro y no lograba avanzar en el terreno de juego, por lo que el técnico ordenó algunos cambios para tener un once más ofensivo: entraron Lucas Barrios y Matías Pérez García en lugar de Harrinson Mancilla y José Pardela, formando un 4-1-3-2.

Las ideas eran acertadas, pero la elección de nombres no resultó. A Barrios, las pocas veces que le llegó la pelota, no logró ser claro y muchas veces terminó cediéndosela al rival. Y Pérez García, quien venía de una lesión, no encontró su lugar en la cancha y se lo notó incómodo.

Con el correr de los minutos, se notaba el fastidio de muchos jugadores importantes al no encontrar el rumbo. Muchas veces parecía que el equipo estaba obligado a marcar un gol por el hombre de más y eso le jugaba en contra, debido a que cada ataque terminaba en la nada misma.

Los laterales no fueron un arma de ataque en todo el partido. Matías Melluso no pasó mucho la mitad de cancha y muchas veces se vio forzado a rifar la pelota. Del otro lado, Leonardo Morales se enfocó más en defender que en atacar, y bien hecho sobre el final, ya que salvó a su equipo de lo que era el gol del Patrón en una jugada milagrosa.

Fue el peor partido de Gimnasia en lo que va de la Copa Liga Profesional. El nerviosismo y la ansiedad se apoderaron del equipo y cuando lo incomodaron en la cancha a través del corte de juego, no supo resolver el problema y se nubló. Los cambios, a pesar de ser con buena intención, no fueron acertados.

El Lobo deberá salir a ganar si quiere clasificar a la Zona Campeonato. Ahora enfrentará a Vélez en Liniers y cerrará la fase de grupos cuando reciba a Huracán en el Juan Carmelo Zerillo.

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