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Editorial Tripera: Sólo queda decirte gracias
El mundo gimnasista se venía abajo una vez más antes de aquel 5 de septiembre de 2019. El club estaba jugándose el descenso a la Segunda División, el plantel no encontraba el rumbo y al cuerpo técnico le quedaba poca vida. Hasta que llegaste vos.
Por Tomás Torti.
Se presentó la posibilidad, casi como un rumor, y automáticamente se dibujaba una sonrisa en cada rostro que imaginaba verte con el buzo azul y blanco. Estaba la oportunidad, por más loca que parecía, de que el mejor jugador de todos los tiempos, la persona más influyente dentro del fútbol, viniera a La Plata a dirigir a Gimnasia.
¿Por qué Gimnasia? ¿Por qué lo elegiste si parecía que no tenía mucho para darte? Y en realidad si, tenía todo lo que necesitabas. Gimnasia tenía amor incondicional, tenía esa esencia de pueblo y humildad que a vos te hace sentir cómodo. Gimnasia era tu lugar en el mundo, y viniste.
Todo se hizo realidad el 8 de septiembre de 2019, el día que pisaste por primera vez el Juan Carmelo Zerillo. El día que volvías a la Argentina, este país que tanto amas y del que tu mente nunca dejó de pensar. El día que comenzó la relación de amor más reciproca que pudo haber. Eras todo para Gimnasia, y Gimnasia era todo para vos.
No cabía otra emoción más que felicidad durante estos 14 meses. Más de un año que parece mucho, pero en realidad pasó muy rápido. El pueblo te disfrutó cada segundo que estuviste dentro de la cancha, donde mejor se te veía, te dio amor, te dio cariño, te demostró toda su admiración y gratitud sólo por estar y verte sonreír, más vivo que nunca.
Presentarte con el buzo de Director Técnico y el escudo del lado de tu corazón y de aquella pierna zurda que nos hizo delirar en tus épocas como jugador, sacar esa sonrisa inmensa que enseguida contagiaba a las demás. Pero lo mejor, fue escucharte decir “mi corazoncito es Tripero”, el mejor regalo que pudo recibir el hincha de Gimnasia durante tu estadía.
La primera bandera que viste al entrar a la cancha, decía lo que cada Tripero y Tripera quería decirte: “Pelusa, cuando te sientas mal, anda donde te quieran” y viniste al Lobo, sin pedir nada a cambio, a pelearla, a dejar todo, a llevarle alegría al pueblo. Y vaya que lo hiciste, como sólo vos sabes hacerlo.
Te quiero, Diego. Gracias por haber existido y por haber caído a este pequeño rincón del mundo que se llama Club de Gimnasia y Esgrima La Plata.