Internacional

Tula, la ciudad héroe de Rusia

01 Abr, 2024 Leonel Sánchez Alpino

En el marco de mí participación en el Festival Mundial de la Juventud 2024 cómo parte de la Delegación Argentina, tuve oportunidad de pasar una semana en la región de Tula, cuya Capital, que lleva el mismo nombre, respira heroísmo en cada esquina. En esta nota, te invito a conocer su apasionante historia.

Por Leonel Sánchez Alpino, director de Punto Capital Noticias.

A principios del siglo XVIII, en épocas de Pedro 'El Grande', el Imperio Ruso reestructuró su organización interna y desde el Palacio Real se decidió asignar a cada región una función específica, de acuerdo a sus características geográficas y demográficas. Fue en dicho contexto, por ejemplo, que se fundó la ciudad de Petrogrado (hoy San Petersburgo) cómo una urbe marítima que le permitía al país tener una salida segura al Mar Báltico.

Cómo parte del mencionado proceso, el Zar resolvió convertir a Tula, ubicada aproximadamente unos 200 kilómetros al sur de Moscú, en la principal armería del país. De esta manera, se construyó allí la primera fábrica de armas a gran escala de toda Rusia, para proveer al ejército real de las herramientas necesarias para defender la soberanía del extenso territorio ruso.

Podemos decir entonces que Tula nació para defender a Rusia, es una ciudad que en su esencia misma lleva impreso el amor y la lealtad hacía su Patria.

Cien años después, de allí salieron las armas para expulsar al invasor francés durante las guerras napoleónicas, cómo así también para proveer al ejército rojo frente a la invasión nazi que comenzó en 1941. Ambos sucesos son conocidos en Rusia cómo "La Gran Guerra Patria", por el enorme sacrificio que implicó hacerle frente a los dos ejercitos más grandes de su época, y derrotarlos con igual firmeza y determinación.

Fue en la guerra contra la Alemania de Hitler cuando Tula ganó el título con que hoy se identifica: la ciudad héroe. Puesto que en 1941, 50 columnas de tanques del ejército nazi cercaron la ciudad, con el objetivo de destruir su industria armamentista.

En ese momento, el grueso del Ejército Rojo estaba prestando resistencia en diferentes puntos del país, ya que la denominada 'Operación Barbarroja' por los nazis, implicaba un avance sobre la Unión Soviética en múltiples frentes al mismo tiempo. Por tal motivo, la ciudad estaba desprovista de militares para hacerle frente al invasor.

Sin embargo, fue el propio pueblo, los vecinos y vecinas de Tula, hombres, mujeres, niños, ancianos, que se pusieron al hombro la defensa de su territorio y con una muestra magistral de coraje y determinación echaron al ejército alemán.

Museo de la Resistencia (Tula). Recreación de la línea del frente.

Toda la ciudad se comprometió en la resistencia, trabajando día y noche, impidiendo que los nazis la ocupen, mientras soportaban un asedio que los obligó incluso a mezclar ingredientes no comestibles para cocinar el pan, porque carecían de los insumos básicos para alimentarse.

Museo de la Resistencia (Tula). Los panaderos trabajaban noche y día para que no falte el pan, muchas veces debieron utilizar ingredientes no comestibles ante la falta de trigo

La producción de armas nunca se detuvo, los soldados que estaban apostados allí construyeron una línea de defensa junto a la población civil que, rifle en mano, no permitió que los alemanes avancen. La caída de Tula hubiera significado que el ejercito del Tercer Reich se aprovisione de las armas soviéticas y ahogue el acceso a las mismas por parte del Ejército Rojo.

Museo de la Resistencia (Tula). Recreación de una cada típica de Tula en los años de la invasión alemana.

Sin embargo, mientras los hombres estaban en el frente, las mujeres construyeron barricadas para bloquear el acceso de los tanques alemanes a las calles de la ciudad. Además, se dejó de producir alcohol y las botellas se usaban para improvisar bombas Molotov caseras, todo valía para defender el territorio.

Museo de la Resistencia (Tula). Recreación de una mujer trabajando en las barricadas.

Además, mudaron a mano las fábricas de armas algunos kilómetros hacia el este para evitar que los nazis tengan acceso a las mismas. Un trabajo increíble, que implicó trasladar máquina por máquina.

Museo de la Resistencia (Tula). Recreación del tren en el que se trasladó la población cuando mudaron las fábricas de armas.

La Lutwaffe bombardeó incansablemente Tula durante el asedio, sin embargo no logró diezmar la determinación ciudadana de defender su ciudad, la gente sacaba por su cuenta las bombas que caían en sus casas y no llegaban a explotar, a pesar del peligro de que lo hagan en ese momento.

Museo de la Resistencia (Tula). Recreación de una mujer "limpiando" su casa tras un bombardeo alemán.

Finalmente, los invasores se retiraron, fueron humillados por una población que dejó la vida, literalmente, para evitar la caída de su país. La victoria en Tula, seguida de la de Stalingrado y Leningrado (cómo se denominó a San Petersburgo en la época soviética) marcaron el inicio del fin para los nazis.

En 1945, el Ejercito Rojo entró en Berlín, lo hizo portando las armas que salían de Tula.

En 1976 el gobierno de la Unión Soviética condecoró a toda la ciudad cómo 'Ciudad Héroe', siendo la única urbe en recibir dicha distinción, los motivos sobran.

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